COREA DEL SUR, GASTRONOMÍA PICANTE EN EL LEJANO ORIENTE
La península coreana se encuentra
en el extremo este del continente asiático y es una de las regiones más
montañosas del mundo. Los altibajos de las rocas crean espectaculares
panorámicas de colinas y valles. En su geografía también destacan extensas llanuras
con plantaciones de arroz y otros cereales.
El turista que emprende el viaje
hacia Corea del Sur puede elegir entre numerosas actividades. Embarcarse en un
crucero por el río Han, que atraviesa la capital, contemplar la ciudad desde la
Torre de Namsan y descubrir en ella los restos de antiguos templos y las
reliquias históricas son algunas posibilidades que ofrece la ciudad de Seúl.
Saliendo de la capital se pueden admirar las fascinantes cascadas del Parque
Nacional de Soraksan, ascender por el sendero que lleva a los Budas de Bokduam,
visitar la ciudad de Pusán y llegar hasta la isla de Cheyudo, donde se
encuentran el volcán Halla y la sorprendente catarata de Chong-bang.
El toque picante en todos los
platos
La cocina coreana se caracteriza
por la diversidad de platos y por el ligero sabor picante de muchos de ellos.
En su gastronomía predominan los alimentos vegetales, como verduras fermentadas,
cereales como el arroz y salsas obtenidas de granos de soja. También destaca la
presencia de carnes, pescados y mariscos muy condimentados y conservados en
salmuera. Todas estas comidas se suelen elaborar con poca grasa y se emplea
fundamentalmente la cocción al agua o al vapor, el asado o sofritos con poco
aceite.
El arroz y el kimchi, indispensables
en todas las comidas
Al igual que en otros países
orientales, el arroz, de consistencia caldosa, está siempre presente en la
mesa. Un tipo de preparación es el gimbap, que se prepara con arroz hervido
condimentado con sal, aceite y semillas de sésamo. Lo mismo ocurre con el
kimchi, está presente en todas las comidas y se sirve en llamativos cuencos de
cerámica. Se trata de un plato caldoso elaborado con repollo chino fermentado,
acompañado de verduras y condimentado con especias como el jengibre o el chile.
Una costumbre coreana que va pasando de generación en generación es el llamado
gimajang. Consiste en preparar grandes cantidades de kimchi para consumir
durante los fríos meses del invierno.
Platos para todos los gustos
Como la diversidad de platos en
la mesa es muy amplia es habitual que el turista siempre encuentre algo de su
agrado. Entre los platos que tienen mayor aceptación está el kalbi y el
pulgogui, ambos se elaboran con carne de cerdo o de res cocinados y
condimentados en la misma mesa en que se come. Otras preparaciones muy
consumidas son el jjim, carnes hervidas a fuego muy lento con salsa de soja o
el galbi, costillas adobadas de carne de vaca. También se puede disfrutar en
Corea del Sur de diferentes platos preparados con pescados y mariscos como el
jeotgal una elaboración con un marcado sabor salado en el que se mezclan
almejas, ostras, huevas de los pescados, entre otros ingredientes.
La mesa coreana nunca está
completa sin sopa. Una de las más tradicionales se conoce como guk. En ella se
utilizan verduras, carne, pescados y mariscos, algas, e incluso huesos hervidos
de vaca.
Entre los coreanos es muy
frecuente ofrecerse copas de licor como gesto de amabilidad. Entre las bebidas
alcohólicas destaca el aguardiente soju. Es el licor coreano más popular que se
elabora principalmente con patatas dulces y que presenta una graduación
alcohólica muy elevada.
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